El que haya futbolistas, de todas las edades, que sigan una dieta sana y descansen lo suficiente hace que esos pequeños detalles, marquen la diferencia en el campo. De entre los factores clave para que el futbolista rinda al máximo de sus posibilidades, el entrenamiento invisible es uno de lo más importantes. Además, el autocuidado debe ser un hábito permanente y que debe prolongarse a lo largo de toda la vida, no solo la deportiva. ¿Y qué significa cuidarse? Realizar pequeños trabajos todos los días encaminados a prepararse adecuadamente para asimilar el entrenamiento y jugar en condiciones óptimas. Como todo hábito, que se convierte más tarde en una exigencia profesional, es aconsejable que se aprenda en la iniciación deportiva, así los futbolistas cuando llegan a categorías superiores, saben y entienden que la responsabilidad de su rendimiento pasa a ser más suya que del propio entrenador. Dormir las horas necesarias, una buena alimentación, una vida familiar tranquila y estable repercuten de forma muy positiva en la preparación mental y psicológica del jugador para la competición.
Y es que, entrenar desgasta. Aunque el entrenamiento, con una planificación adecuada de cargas de trabajo, procura beneficios al futbolista y lo dispone al máximo rendimiento, el no cuidarse hará que las exigencias provoquen desgastes, a nivel muscular y de sistema inmunológico, convirtiéndolos en vulnerables a las lesiones. Por tanto, ante estas exigencias, el futbolista debe poner los medios disponibles a su alcance para disminuir estos efectos que pueden traducirse en lesiones o enfermedades graves.
Es aconsejable que en este periodo de vacaciones demuestren ser más profesionales que nunca, se cuiden de todas las tentaciones y consigan descansar para recargar pilas de ilusión y energía. Es la clave: ser deportista las 24 horas del día. Feliz descanso, y hasta la vuelta.
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