miércoles, 14 de diciembre de 2011

NO PUEDO, ABANDONO

Ese es el título del artículo de Amalia Revuelta para lavozdigital y que reproducimos a continuación:


En un estudio del año 2000, referido al fútbol infantil de finales de los 90, se revelaba que de los millones de niños que participan en actividades deportivas organizadas, casi el 95% abandona antes de haber cumplido los 13 años. Pasan los años y la historia se repite, porque los niños siguen abandonando rápido el deporte. ¿Qué dicen a esto las familias? Solo manifiestan el deseo de que sus hijos practiquen deporte y se diviertan, lo cual no deja de tener aroma a hipocresía cuando se observan ciertos comportamientos paternos en las gradas. Incongruencia que huele a presión.
La presión en el deporte infantil no es más que una prolongación de la existente en el fútbol profesional por parte de los agentes que intervienen, en especial de las familias. Esta presión ejercida desde casa se convierte en una experiencia que angustia a los niños y niñas, por crearse expectativas y exigencias muy elevadas, objetivos orientados casi exclusivamente a la obtención de victorias y a la presión de traspasar los jóvenes a categorías superiores, para, de esta forma, alzarse con un contrato millonario.
La presión desmedida de los padres y madres que quieren que sus hijos sean los jugadores perfectos, les lleva en ocasiones a competir con sus propios hijos, recordándoles lo que ellos ya habían conseguido a su edad. Una clara invitación al ridículo, y a la confusión: ¿Papá es mi rival?. No se dan cuenta que sus hijos sufren directamente esta responsabilidad que les delegan: la otra cara de la presión desde casa.
Las familias deben ser conscientes de que, si sus hijos han elegido la oportunidad de ser profesionales del fútbol, el apoyo incondicional no puede transformarse en presión excesiva, poco entendida por los futbolistas. Esta forma de influencia no respeta el ritmo particular de aprendizaje ni la edad, valora más el resultado que la formación, y acarrea problemas como, lesiones, falta de confianza, eliminación del disfrute, problemas de rendimiento escolar, y lo más importante: es el motivo principal de abandono.

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