L a grandeza de muchos futbolistas profesionales reside en su mente. Al fin y al cabo es la responsable de activar en cada partido las piernas y colocar la pelota entre los tres palos. Los hay que parecen no ser de este mundo, se comportan como 'superhombres'. Impresiona ver cómo siempre pueden darle la vuelta a cualquier situación difícil, terminándola de convertir en victoria. Nunca se rinden.
En algunos casos son un modelo en la preparación psicológica de otros deportistas, pero lo notorio es destacar su calidad humana, sencillez y respeto por el rival en la victoria y en la derrota. Nunca buscan justificaciones ante la inferioridad, tan solo enfatizan que el rival fue mejor. Un ejemplo a seguir para los más jóvenes, los que tienen la ilusión de querer llegar a lo más alto.
Una profesión complicada porque no hay universidad donde se prepare para ello, solo hay escuelas, y no en todas se tiene claro qué hay que hacer: ¿entrenar o formar? De aquí la importancia de trabajar en la fortaleza mental en el fútbol desde la base, integrar en las etapas de desarrollo clave -la adolescencia- aspectos psicológicos que los deportistas deben manejar con soltura. En definitiva, autodominio, revelarse contra el desánimo, es en lo que coinciden todos los futbolistas como clave de éxito deportivo: trabajen el aspecto mental o no.
Uno de nuestros estandartes deportivos a nivel internacional, Rafa Nadal, es un claro ejemplo. Suscribe haber aprendido a disfrutar de la condena del sufrimiento que en ocasiones le concede la competición. Aún así, insiste en el factor mental como aspecto clave en su carrera. Cuando se le pregunta si pensó en contratar a un psicólogo, contesta que no lo ha hecho jamás y que no lo piensa hacer. Cree que AHORA un psicólogo no le ayudará a trabajar mejor con la ilusión de seguir . Lo que no explicita es que el haber entrenado desde pequeño con métodos psicológicos ha hecho posible que sea una fortaleza casi infranqueable. Un campeón que aún se esfuerza por ser feliz.
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